La mal llamada reforma educativa tiene destinatarios: los profesores
indómitos, comprometidos y democráticos. También tiene propósito: privatizar la
educación pública, lo cual no implica ponerle signos de pesos al sistema
educativo, sino sujetarlo al orden del mercado capitalista como se viene
haciendo al menos desde 1992 con la
modernización educativade Salinas, previa destitución de Carlos Jonguitud, para imponer a Elba Esther Gordillo. Luego Zedillo profundiza la reforma en los contenidos programáticos, no para aprender a pensar, sino para enseñar a obedecer. Fox presenta la Enciclomedia y el embate contra el laicismo como
revolución educativa. Calderón corrompe más la educación con su ultraconservadurismo ignorante, y ahora Peña Nieto y sus aliados/jefes de la Coparmex agravian más a los profesores en sus condiciones de trabajo esenciales, les endilgan a los padres de familia las obligaciones del gobierno y del Estado, y fomentan más mediocridad en el sistema educativo. En tanto, en su derecho a disentir y proponer, a los maestros los humillan con programas televisivos insultantes, los reprimen, no los consultan y los tratan como delincuentes. ¿Y al gobierno quién lo evalúa?
Javier Saldaña Martínez
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